
Ser mamá Vegana. Un testimonio de Valeria Bravo y Santi
Ser mamá Vegana. Un testimonio de Valeria Bravo y Santi
En marco del día de la madre, les dejamos una historia que personalmente nos encantó! Valeria, madre de Santiago, nos cuenta cómo ha llevado su estilo de vida vegano y su vida como mamá. Te invitamos a que la leas y así poder aprender y entender los desafíos de la maternidad como también la crianza desde un estilo de vida vegano.
Además te invitamos a seguirla en sus redes sociales @anchubou / @esavidavegana
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Si le preguntan a cualquier mamá, es probable que les diga que recibió muchos consejos no solicitados durante el embarazo y que esto se extendió por un buen período de tiempo. La mayoría de las veces estos comentarios son críticas o advertencias disfrazadas de consejo y esto se pone peor aún si es que eres vegana. El más nefasto que me llegó a mi, fue cuando estaba embarazada: “¿No le da miedo que nazca deforme?”, me dijeron. Y yo, que soy más bien peleadora, me quedé helada. Había tantas cosas horribles en esa pregunta: Desinformación, discriminación, prejuicios, todo como arrugado en una bola de papel que me lanzaron a la cara. Sólo atiné a decir: “No, ¿por qué habría de tener miedo?.” Y mi respuesta, si bien algo tímida, tenía mucho de real. Yo había tomado una decisión informada, tenía el respaldo de los profesionales de la salud que me estaban acompañando en el embarazo y comía sano, rico y variado. Hasta mis antojos eran saludables. ¿Por qué habría de tener miedo?
Bueno, para varias personas tenía muchos motivos para tener miedo. La prensa nos hace flaco favor igual, pues cada vez que la maternidad vegana llega a las portadas es porque algo terrible pasó. Porque como todo en la vida, la maternidad vegana también se puede llevar a cabo horriblemente, como fue el caso de una pareja que en lugar de leche materna o leche de fórmula maternizada, decidió darle leche casera de quínoa a su bebé recién nacido. O el bebé que tenía neumonía, cuyos padres decidieron no llevarlo al hospital y darle un baño de tierra para mejorarlo. Verán acá, que la razón por la cual cada vez que uno busca “bebé vegano” en Google, éste sugiera de inmediato “bebé vegano muere” y “bebé vegano desnutrido”. Pero si son capaces de leer más allá del titular, verán que la razón de estos desastres, no ha sido el veganismo, sino claramente la irresponsabilidad.
Les cuento un poco qué es lo que me trajo hasta acá. Yo me hice vegetariana el 2012, a los 24 años, después de dos intentos fallidos anteriores a los 7 y los 18. Dos años después di el paso y me hice vegana, cuando me fui a vivir con mi ahora esposo. Él era omnívoro, pero como yo soy quién cocina en la casa, también se volvió prácticamente vegano. Comiendo animales muy eventualmente, cuando va a ver sus papás quienes tienen una dieta muy tradicionalmente chilena. El año 2017 quedé embarazada y viví un embarazo completamente vegano, hermoso y muy saludable. Tomé ácido fólico los primeros meses y vitaminas prenatales durante todo el embarazo, como todas las embarazadas. Tuve que encargar Omegas (que no había tomado antes y es muy recomendado hacerlo en el embarazo) por Vitacost, porque todos los que había disponibles acá eran de aceite de pescado (Actualmente si llegan Omegas veganos, marca BioCare). Lo único diferente de mi embarazo, en comparación con uno omnívoro, fue que me suplementé vitamina B12, tal como venía haciéndolo desde que me había hecho vegana el 2014. Es bastante común tener anemia durante el embarazo, pero no fue mi caso. Cosa extraña para varios, pues se tiene a asociar el veganismo a la anemia.
Honestamente, llevar un embarazo vegano no es difícil si cuentas con la información correcta. Tampoco es más caro si tu proteína base son las legumbres y no los procesados de soya importados. Lo realmente difícil en este caso, es encontrar profesionales que te respalden y no te cuestionen o derechamente te metan miedo. Yo pasé por 3 ginecólogos hasta llegar a la indicada. Sólo me preguntó si me asesoraba nutricionalmente y si me estaba suplementando y listo, estábamos a bordo. Pero es bastante común que te digan que tienes que comer carne. Y si no quieres, bueno, entonces al menos huevo. Y qué cómo pretendes no descalcificarte si no tomas leche de vaca, que no te das cuenta de que estás formando otro esqueleto dentro tuyo. El tema es que los ginecólogos no son expertos en nutrición y lamentablemente la gran mayoría está súper desactualizado al respecto. La posición de la asociación de nutricionistas norteamericanos es bastante clara y dice así: “Las dietas vegetarianas, incluyendo las dietas vegetarianas estrictas (veganismo), son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proveer beneficios a la salud y prevenir ciertas enfermedades. Una dieta bien planificada es apropiada para individuos en cualquier etapa de su vida incluyendo embarazo, lactancia, primera infancia, niñez, adolescencia y también para atletas.” No olvidar, de todos modos, que ellos mismos recalcan esto y dicen “una dieta bien planificada”, porque claramente si sólo comes fideos, tomate y pepino todos los días, claramente no estás planificándola bien y estás dejando afuera nutrientes importantes. ¡No olvides comer legumbres a diario!
Mi hijo nació en diciembre del 2017 y hasta la fecha aún toma leche materna. La leche materna es el mejor y más inteligente alimento del mundo. También el más sustentable. Hay algunas confusiones respecto a si la leche humana es o no vegana, ya que tiene “origen animal”, pero esta duda es muy fácil de despejar. Hay que considerar que a diferencia de otras leches que consumen las personas (vaca, cabra, burra), la leche humana no es un producto que provenga de la explotación de otra especie, que es la base para determinar si un producto es o no vegano. Además, la leche materna sea probablemente el alimento más vegano para humanos existente. Recordemos que es un fluido vivo creado exclusivamente para bebés humanos y sus requerimientos particulares en ese momento.
Después de meses de lactancia exclusiva, llegó el momento de empezar con su alimentación complementaria. Con mi esposo optamos por practicar baby led weaning (BLW), pero terminamos usando un método mixto, dándole cosas enteras y también papillas, hasta aproximadamente el año, ahí comenzó a comer exclusivamente comida entera. Decidir qué darle a nuestro hijo no fue tan difícil, partimos con alimentos solos, sus favoritos eran los camotes y el zapallo y en las papillas tratábamos de nunca mezclarle más de 3 ingredientes, para que así aprendiera a identificar sabores. Alrededor de los 10 meses comenzó a comer legumbres, que siempre se las dábamos mezcladas con algún grano, para que así tuviese todos los aminoácidos que requiere. Para tomar, siempre agua. Ha tomado jugos de frutas, pero no le llaman mayormente la atención, probablemente porque en la casa los tres tomamos agua para hidratarnos y también para las comidas. Tenemos un jarro con filtro y el agua, tal como la lactancia, siempre ha sido a libre demanda. Para saber qué debía comer y las porciones correspondientes, nos asesoramos con una nutricionista vegana que se llama Nicol Allende. Ella también es mamá, así que me da mucha confianza, porque no sólo tiene la teoría y la práctica, sino también la experiencia. Nuestro pediatra no es vegano, pero es joven y actualizado, además de ser muy pro lactancia y conocedor de la teoría del apego.

Como todos los bebés, ha tenido momentos difíciles con la comida, días en los que odia la que antes era su fruta favorita, días en los que vuelve a amarla y quiere comer más plátanos que cualquier otra cosa en el mundo, días en los que sólo quiso tomar pechuga y comer galletas de arroz (si tienen hijos y han pasado por la anorexia del año, me entenderán), días en los que se ha comido el frasco de hummus a cucharadas, días en los que nos pide más tofu. Días en los que sólo quiere tomar su sopa de Hulk (crema de lentejas con quínoa, espinacas y otras verduras), días en los que cocinamos juntos y come describiendo cómo lo preparamos, etcétera.
Es un niño de 2 años y 5 meses muy normal. Está bien en su talla y peso y ha alcanzado cada hito que le corresponde por edad a tiempo y a veces incluso antes. Está adquiriendo dos lenguas (español e inglés, porque yo soy profesora) y le encanta que leamos juntos, también actuar, bailar, cantar y dibujar. Su tema favorito para todo son los dinosaurios. Se sabe el nombre de muchos y aprendió a clasificarlos entre carnívoros y herbívoros. Éste es nuestro primer acercamiento a la teoría vegana, pues todo el resto de su familia es omnívora. Muchas de nuestras familias amigas son vegetarianas o veganas y eso hace los cumpleaños y otras celebraciones de bebé, bastante llevaderas. Pero su familia directa es omnívora y cuando él ya sea consciente sé que será tema. Por eso el enfoque que elegí por el momento es el de los dinosaurios, porque ahí no hay juicio. No me gustaría que a los 5 años, por ejemplo, se peleara con su abuelo porque come animales. O que se pelee con sus compañeros en el colegio por lo mismo. Prefiero que sea el vegano simpático e interesante que comparte sus kale chips, que el que te grita asesino mientras te comes un pan con jamón. Yo he sido ambas y me ha ido harto mejor siendo la primera. Nuestro activismo ahora es bien solapado, más de mostrar cómo nosotros lo hacemos que de mostrarte cómo tú tienes que hacerlo. Por eso mismo elegimos empezar a explicarle el veganismo con dinosaurios, él sabe que comemos como los Parasaurolophus (de sus dinosaurios favoritos) y también sabe que el T-Rex (otro favorito) comía Parasaurolophus, pero aún así le gusta. De alguna manera, esta idea con los dinosaurios le ayudará a entender que alguna gente es así no más, sin mala intención. Al menos la mayoría de la gente que conozco come animales no porque quiera hacerles daño, sino porque creen que no tienen opción.
Y bueno, acá estoy con mi mini activista vegano para mostrarles que pueden ser como nosotros o los Parasaurolophus y ser fuertes y saludables.
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Gracias Valeria por compartir tu historia con nosotros.
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